"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


martes, 21 de agosto de 2012

Ni yo ni tu: nosotros


No es fácil aceptar una corrección. Nos cuesta tomar una decisión, nos lo pensamos mucho antes de dar una respuesta. Es verdad que muchas veces dependemos de nuestros estados de ánimo y enseguida en situación favorable optamos inmediatamente por el 'si' (o por el 'no', depende quién nos lo pida) Pero una vez hemos optado, nos hemos decidido, apostamos a una carta es fácil que la decepción o la desilusión campeen a sus anchas si -según el parecer de los demás- nos hayamos podido equivocar.

A nadie se le escapa que la vida está construida sobre los cimientos del acertar y del equivocarse. Caemos y nos levantamos cada día, muchas veces, en diversos momentos. El polvo del camino de los años se nos va pegando al cuerpo con el sudor del esfuerzo, del empeño por conseguir la felicidad, o por lo menos del sentirse a gusto. Pero la vida no es de los neutrales, de los que nunca optan o se 'mojan'. Esos nunca saldrán en los libros de historia, ni sus bustos o placas adornarán nuestras plazas y calles.

Debemos aprender de los demás. Cada uno debe tomar sus propias decisiones, pero valorando las opiniones, las correcciones de los otros. Especialmente las de aquellos que forman parte de nuestras vidas. No siempre tendrán la razón, como tampoco tu. La vida se construye con lo que tu aportas y con lo que los demás aportan a tu vida. El que siempre quiere tener la razón, el que quiere siempre salir ganando al final pierde, seguro.

¡Pero de los demás aprender, no imitar: seamos originales, no malas copias!

Dejarse ayudar, aceptar opiniones contrarias, saber dialogar, buscar entre los que me valoran aquello que me puede venir mejor. No encerrarse en uno mismo, en opiniones e ideologías. Ser capaz de valorar lo otro y los otros. Abrirse a opiniones contrarias, valorar lo positivo de otras opciones. No ser negativo, soez, crítico, difamador, sembrador de dudas...

El camino del autentico ser de la persona pasa por los otros. Solo puedes llegar a descubrir quién eres tu en el espejo de los demás. Si el único importante de tu vida eres tu mismo, nunca llegarás a descubrir verdaderamente quién eres. Por eso no solo aceptamos de los demás halagos y buenas palabras. Sus correcciones, opiniones, valoraciones nos ayudarán más de los que podríamos pensar. El verdadero amigo no es el que siempre te da la razón, sino el que sabe quitártela para ayudarte a crecer. Un amigo no te engrandece, sino que crecéis juntos. El verdadero amigo no te hace pequeño, sino que te iguala. Un camino difícil para iguales, para esperarse uno al otro, para sostenerse o defenderse o animarse o alegrarse. 

Todo depende de las cadenas con las que te ates: las del egoísmo o las de la verdadera amistad. Tu mismo...

domingo, 12 de agosto de 2012

Sentirse acompañado, don y tarea



Sentirse acompañado, don y tarea

Una de las mayores preocupaciones de nuestras gentes es la soledad. Nos puede el silencio - se convierte en griterío de ausencias-, nos angustia el camino solitario sin manos donde apoyarse, nos decepcionan las tardes de sofá donde nuestra única compañía son los personajes de la tele. No debe existir peor final que aquellos pobres ancianos a los cuales encuentran muertos tras semanas o incluso meses. No es por morirse solo, sino por saber y experimentar que no tienes a nadie cerca.

Asi, una de las maneras que tenemos de realizarnos es a través de 'estar con gente', pero no de cualquier manera, ya que no es "estar por estar"sino con unas claves esenciales: comunión de ideas, intercambio de valores y cualidades, complementariedad, ayuda y perdón, respeto, cercanía, fidelidad, entrega mutua... Sentirse bien con una/s persona/s es lo que puede hacer que comprendamos que la vida no es que sea mas fácil pero si podremos descubrirla menos dura. La vida no es una mesa de terraza en la que ir rellenando sillas a su alrededor, sino una canción a la que hay que ir poniendo notas: blancas o negras, claves de interpretación e incluso silencios...

Por eso es don y tarea. No valen todas las actitudes, todas las palabras, todas las obras. A los demás no les puedes dar cualquier cosa, de los demás no esperas te den 'lo que les sobra'. Así pues descubrimos que es regalo de ida y vuelta.  De igual manera que nos gusta que nos acompañen, debemos nosotros hacer lo mismo.

En esta sociedad de tecnologías, de aislamientos a través de la pantalla de la vida que nos rodea, acompañar y sentirse acompañado se presenta como un reto, como un motivo de lucha, de esfuerzo. Exige conocerse muy bien para saber dar lo mejor, para saber también que es lo que podemos necesitar y dónde podemos acogerlo. 

Si pasamos por la vida sin pensarlo, sin examinarnos haremos una senda estéril, a nadie le merecerá la pena volver a recorrer ese camino. Es verdad que cada caminante tiene su camino, pero siempre tenemos modelos, ideales que nos enseñan el camino o cuanto menos lo desbrozan. Es bueno pararse a pensar qué estoy ofreciendo a los demás y si realmente les merece la pena estar junto a mi. Si estarán orgullosos de formar parte de mi vida o mi teléfono aparece en la lista de los 'indiferentes'...

Cuando compartes tu vida te das cuenta de que no tienes que tener siempre la razón, sino que es el cruce de los caminos de todos los que comparten tu vida. Lo único que nunca cambia es la verdad: siempre es la misma. 
Hace años un gobernador romano le preguntó a un condenado judío '¿qué es la verdad?', aquel prisionero - Jesús de Nazaret- se quedó en silencio... Nunca sabremos la respuesta. O si: igual la respuesta la tienes tu, dentro de tu corazón. Sólo hace falta una cosa, querer escuchar... ¿Estás dispuest@ a ello?