"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


domingo, 13 de marzo de 2011

El precio de la libertad

Una persona amable atrae hacia sí todas las simpatías”, afirma un proverbio del Camerún. Una persona amable no es sólo una bendición para los demás, sino que se hace bien a sí misma. Teresa de Calcuta veía en la amabilidad una concreción del bien y decía a las que la seguían: “Una sonrisa es el principio del amor. Sed amables y misericordiosas. Haced que quien se acerque a vosotras se sienta mejor y más feliz al marcharse”.

Hoy, quizás, es difícil ser feliz. Todo el que se empeña en serlo descubre cuántos momentos no puede llegar a alcanzarlo y eso puede llegar a hacerle pensar que es un fracasado. Quizá el camino no sea la felicidad, sino la autenticidad: “La satisfacción es el resultado del esfuerzo de hacer felices a los demás”. ¿Pero cómo serlo en un mundo de opciones tomadas? Nuestra sociedad dice quién es de los buenos o de los malos, quien está en el bando correcto o en el equivocado. Libros y tradiciones, escritores y pensadores son hoy garante de autenticidad: ¿realistas? Esos “moldes” quizá hoy estén rotos o caducos, pero nuestras opiniones y nuestras opciones se basan en ellos, incluso nos sirven para juzgar y dictar categorías... Pero es posible que también nuestra sociedad necesite unos parámetros, un camino dictado para saber que queremos llegar a algún sitio y sin esos dictados el camino podría ser cualquiera. Realmente feliz nos hacen los demás: por lo que recibimos, por lo que nos hacen sentir y valorar, por lo que nos hacen partícipes de su vida. Por eso, ¿hasta dónde podemos optar?

Elie Wiesel, que sobrevivió a un campo de concentración nazi, afirmaba: “lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia”. Un posible camino es el que conduce a ninguna parte. Es por el que nunca deberemos optar. Pero tampoco el fácil de pensar que mis opciones, opiniones y forma de vida tienen que ser siempre lo correcto; los demás también han de optar. La sociedad del mañana es plural, no sólo por colores sino por opiniones. Deberemos encajar unos con otros, aportando valores y enriqueciendo los diálogos, incluso tomando opciones... Es un reto apasionante, lo importante es cuánto nos va a costar nuestra libertad, o hasta dónde estaremos dispuestos a llegar...