"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


lunes, 28 de febrero de 2011

LA CREACIÓN


Y Dios pobló la tierra con espinacas, coliflores, brócolis
y todo tipo de vegetales
para que el Hombre y la Mujer pudieran alimentarse
y llevar una vida sana.

Y Satanás creó McDonald's,
y MacDonald's creó el Big Mac.
Y Satanás dijo al Hombre:
'¿Lo quieres con patatas y Coca Cola?'.
Y el Hombre dijo:
'Sí y en tamaño grande'.
Y el Hombre engordó.

Y Dios dijo:
'Haya yogurt para que la Mujer conserve la silueta
que he creado con la costilla del Hombre'.
Y Satanás creó el chocolate.
Y la Mujer dijo:
'Con almendras'.
Y la Mujer engordó.

Y Dios creó las ensaladas y el aceite de oliva.
Y vio que estaba bien.

Y Satanás hizo el helado.
Y la Mujer dijo:
'De nata y fresa'.
Y la Mujer engordó.

Y Dios dijo:
'Mirad que les he dado frutas en abundancia,
que les servirán de alimento'.

Y Satanás inventó los huevos con chorizo.
Y el Hombre dijo:'Y con Panceta'.
Y el Hombre engordó y su colesterol malo se fue por las nubes.

Y creó Dios las zapatillas deportivas
y el Hombre decidió correr para perder los kilos de más.
Y Satanás concibió la televisión por satélite
y agregó el mando a distancia
para que el Hombre no tuviese que cambiar de canal
con el sudor de su frente.

Y el Hombre dijo:
'Y quiero una cervecita'.
Y el Hombre aumentó de peso.

Y Satanás dijo a la Mujer:
'Son apetecibles a la vista del Hombre unos aperitivos'.
Y la Mujer le acercó al Hombre patatitas fritas, palitos salados,
cortezas, más chorizo y otra cerveza.
Y el Hombre,
aferrado al mando a distancia,
comió los aperitivos,
que eran abundantes en colesterol.

Y vio Satanás que estaba bien.
Y el Hombre llegó a tener las coronarias obstruidas.

Y dijo Dios:'No es bueno que el Hombre tenga un infarto'.
Y, entonces, creó el cateterismo y la cirugía cardio-vascular
y las unidades coronarias.

Y Satanás creó... LA SEGURIDAD SOCIAL.

Y, ya cansado, dijo Dios:

¡¡ ANDA Y QUE OS DEN !!
Y creó a los politicos.

Y en eso andamos.......

domingo, 27 de febrero de 2011

ande yo caliente, ríase la gente....


Cuando se construyó el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, se dijo de él que era la octava maravilla del mundo. Lo mandó construir el rey Felipe II para conmemorar la batalla de San Quintín, ganada por los españoles a los franceses el día de san Lorenzo de 1557. Encargado de dirigir las obras de su construcción fue el arquitecto Juan de Herrera.

El edificio comenzó a construirse en 1561 y no se acabó hasta veintiún años después. Felipe II solía visitar las obras. En una ocasión, entró en la cripta que está debajo de la entrada de la iglesia. El rey observó cómo se estaba construyendo el techo, y ordenó al arquitecto que pusiera una columna en el centro, pues estaba seguro de que sin este apoyo no podría sostenerse. Juan de Herrera no puso ninguna objeción y colocó la columna, según los deseos del Monarca. Cuando enseñó a Felipe II la obra ya terminada, el Rey le agradeció que hubiese seguido su consejo de poner la columna. Y entonces el arquitecto la derribó de un puntapié. La columna era de cartón y no sostenía nada. Y así quedó demostrado que el techo no necesitaba ninguna columna para sostenerse.

Esa es también, muchas veces, la historia de nuestra propia vida. ¿Sabéis a qué tenemos mucho miedo? Es algo que según te vas haciendo mayor puede parecer que te va dando igual, pero tampoco: una de las cosas que más nos preocupan es “¡¿qué pensarán los demás de mí!? Por que una es la intención con que haces las cosas y otra muy diferente la que la otra persona pueda entender. Nos preocupa –aunque pensemos que no- lo que digan, piensen, valoren algunas personas...

Nos inquieta ser incomprendidos, quedarnos solos, sentir que hemos fracasado, que las cosas no han salido como esperábamos, que quisiéramos haber hecho mucho más de lo que hicimos, que nuestras palabras no llegaron, que la mirada fue malentendida, que la risa no fue todo lo oportuna que buscaba, que ese perdón no llegó a tiempo... Y esos sentimientos representan columnas de cartón que vamos poniendo a la cúpula de nuestra vida, porque parece que si no se derrumbaría...

Por eso, hoy tenemos que ser capaces de pegarles una patada a todas y mandarlas lo más lejos posible... Pero necesitamos varios ingredientes:

1. Humildad. Creías que podrías con todo, pensabas que la vida no tendría dificultades y cuando menos te lo esperabas la vida y sus complicaciones te estaban esperando. No podemos con todo, necesitamos de los demás. Nuestras manos no pueden hacerlo todo, nuestro corazón amarlo todo, nuestras palabras llenar todo el silencio. Necesitamos las manos, el corazón, las palabras de los demás. ¡Nos necesitamos unos de otros! ¿Parece sencillo? Entonces ¿porque no es ya una realidad? Porque todavía nos puede nuestro peor enemigo, el que nunca duerme: yo mismo. “Es que no sé si podré, es que no sé para qué hablé, es que no sé por que todo me tiene que pasar a mi, es que no les puede tocar un poco a los demás...” Somos nuestros peores jueces cuando las cosas salen mal, cuando se tuercen. Para lo bueno no, siempre nos parece poco. Tenemos que ser lo suficientemente humildes para dejar a los demás formar parte de nuestra vida, de nuestras cosas. Eso es el amor: lo mío tuyo, lo tuyo mío. Un “nosotros” eterno.

2. Sinceridad. ¿Todo lo que tienes, realmente lo necesitas? Vemos hoy cómo la crisis aprieta, y no sólo en España. Bastantes familias lo están pasando muy mal, y muchos que vinieron aquí en busca de trabajo o se han ido ya de vuelta o mandan mucho menos dinero a sus países. Pueblos enteros del mundo árabe están en pie de guerra... Y yo, ¿todo lo que tengo para vivir realmente me es totalmente necesario? ¿No nos hacemos demasiadas complicaciones, demasiadas esclavitudes? ¿No vivimos demasiado pegados a las cosas, a las marcas, a la imagen, al qué dirán? Nuestros armarios, baldas de estanterías, trasteros nos muestran cosas que nos sobran. Igual en el corazón, en el mente, en los recuerdos. Claro, es que los demás son así, nos defendemos... entonces quiere decir que tú eres igual que los demás. Si nos quedamos un día sin luz, quemamos el ayuntamiento; pero si vivimos esclavos de nuestras cosas, ni nos enteramos ni nos preocupamos... Ya reflexionaba R. Martin du Gard: “La vida sería imposible si todo se recordase. El secreto está en saber elegir lo que debe olvidarse.”

3. Providencia. “Trabaja como si todo dependiera de ti, sabiendo que todo depende de los demás”. Mucha gente sólo necesita a los demás en sus problemas, dificultades. Guardas las tarjetas de visita para llamadas en caso de necesidad o favores y enchufes. Pero en esa vida de cada día ¿cómo están presentes tu familia, amigos, conocidos? El ruido, los jaleos, las prisas, la vida, la lucha, las contrariedades nos sumergen en mil líos que nos impiden estar más cerca del que deberíamos. Una persona, un familiar, alguien espera por nosotros. Está dispuesto a compartir lo mejor que tiene contigo. Lo única que hace falta es “dejarse querer”... ¿pero no somos a veces muy duros de mollera? Le pedimos a la vida lo que nunca podrá darnos, mientras la vida nos ofrece sus mejores dones, siendo nosotros incapaces de reconocerlo, esperando siempre “por lo mío”...

¡ES VERDAD QUE LA VIDA ES SIEMPRE LA MISMA, HACEMOS LO MISMO CASI A LAS MISMAS HORAS: PERO NO NOS DEJEMOS VENCER, LUCHEMOS PARA QUE CADA DÍA SEA DIFERENTE!Sólo es digno de libertad quien sabe conquistarla cada día” (Goethe)

domingo, 20 de febrero de 2011

Luchar, un empeño diario no apto para todos...

¿Merece la pena luchar por aquello que sabes va a tener un día su final?

Me explico: luchas, te esfuerzas, quieres conseguir ser feliz y lo intentas con todas tus fuerzas. Pones todo lo que está de tu parte, te empeñas, te hipotecas, entregas tu vida... pero sabes que algún día todo eso se puede acabar, que llegará su final, que no todos los sueños se pueden alcanzar. Realmente podemos llegar a preguntarnos: ¿es necesario tanto esfuerzo? En el último acto del drama de nuestra historia parece que te quedas solo: o vencido por la vida, o añorando lo que tanto quisiste pero perdiste, o queriendo volver atrás en la película de tus andanzas para decir ¡por fin! la palabra que nunca llegaste a pronunciar....

Por eso te invito a que le des la vuelta a esta frase. No es “¿merece la pena este esfuerzo?” sino todo lo contrario: “¿si no lo hubiera hecho, podría perdonármelo?” ¡¡¡TODO ES POCO PARA EL QUE AMA!!!

Es verdad que a veces nos podemos sentir cansados: decepciones en el trabajo o en los estudios; las cosas no van por dónde nos gustaría; la enfermedad que pica en nuestras familias y no sale ni a escobazos; los disgustillos de la vida, de amigos, de conocidos; las ausencias de los que se han quedado en los cementerios esperando flores... Pero todo eso nos tiene que dejar el sabor de las cosas bien hechas. No es oportuno lamentarse: ¿podría haber hecho algo más? ¿quizá le demostré poco mi afecto? Esa tentación se llama remordimiento. Por eso, debemos mirar hacia el futuro, con la satisfacción de haber actuado con rectitud: hemos hecho las cosas como hemos podido, y ese ahora es HOY, donde otras personas, situaciones, casualidades te están esperando ¿Vamos a esperar a mañana para darnos cuenta, cuando éste hoy sea un ayer? ¡No! Tendremos que poner todo de nuestra parte para que hoy sea el mejor de nuestra vida, cada día, cada minuto, cada persona, cada acontecimiento... a pesar de los días grises... Aprender de los errores del pasado, cierto. Como tan cierto que no vivir lamentándonos eternamente de los males pasados... “Cuando me da por pensar de noche en mis defectos, me quedo dormido inmediatamente” (O. Wilde).

Pero tenemos que seguir avanzando: en este mundo nuestro parece que siempre tiene que perder alguien. No estamos hechos para empates. Vencen los ricos frente a los moribundos pobres –así cada 9 minutos mueren 5 niños de hambre, frente a la nueva enfermedad del mundo occidental: la obesidad infantil-; vencen los traficantes de pateras frente a los necesitados de encontrar futuro a sus familias –el año pasado por lo menos 200 personas habrán perdido la vida cruzando a España-; vencen las peleas, enfrentamientos, rencillas frente al diálogo, saber esperar, saber ceder, frente al perdonarse. ¡Cuántas veces -¡tantas bobadinas!- nos han hecho quitar la palabra a determinadas personas, no soportarlas cerca de nosotros! ¡Cuántos que formaban parte de nuestras vidas hoy ya no están, y tampoco les esperamos!. Nos hemos acostumbrado a ganar o perder: pero no a empatar. No nos gusta perder, queremos que las cosas salgan como a nosotros nos gusta, como nosotros sugerimos, como lo hemos pensado. Me gustan las cosas claras, ¡que está muy bien!, pero a veces la gente no sigue nuestro ritmo porque es demasiado intenso, demasiado pasional, y tomar decisiones importantes a todos cuesta, pecamos de tener poco tiempo... “El tiempo descubre la verdad” decía Séneca, démosle tiempo al tiempo...

Por eso, necesitamos saber: ¿dónde está la verdad? ¿Qué es el Amor, eso que puede dar tanta plenitud a tantas personas?
  • Cuando todos, piedra en mano, condenan a muerte al pecador, al diferente, al que no es como los demás, cuando dependiendo del color tienes un sitio u otro, cuando por tu casta puedes elegir con quien casarte o que te endosen a alguien para siempre... entendí lo que no es amor. Porque yo era de los que tenían en la mano una piedra, yo era de los conformistas: ¡me daba igual todo! Pero mucha gente esperaba mi mano, mi aliento, mi toma de decisión... y yo preferí esperar frente a los que se quedaron en esta lucha... esperando, como siempre... yo, apretando mi piedra; ellos, cansados de esperar...

  • Cuando la traición o la negación se alza en el patio del callejón del oportunismo, buscando el sitio descarado del privilegio... Cuando los que tienen la razón se callan, porque ha vencido la sinrazón abrazada como meretriz de lujo al poder... Entendí lo que es amor: Porque siempre habrá quien no calle, quien no se conforme, quien no niegue. Y en su osadía veo yo mi cobardía, mi apatía, me veo dándoles la razón... y yo callado, a lo mío, en lo mío... y ya está.

  • Cuando miles de personas necesitan tus palabras, gestos, tu mirada. Cuando tus caminos pueden ser los suyos, tu comida la de ellos, tu vida su esperanza... Podré entender lo que es amor si te decides, si eres valiente, si no callas, si te rebelas, si dices “basta ya”... Aquí y ahora se necesitan: hombres nuevos ¿Dónde se hallan? ¿Detrás de la pantalla del ordenador? ¡Quiero creer!

domingo, 13 de febrero de 2011

Día de los enamorados


Es el día de los enamorados, o eso nos dicen...
¿Pero de qué amor hablamos cuando hay que celebrar su día? Porque no es amor todo lo que nos venden:

- hay amores con fecha de caducidad: un fin de semana, un verano...
- hay amores que matan: por que no hay entrega sino sometimiento.
- hay amores aprovechados: ¡cuánto te quiero por lo tanto que me vales! ¡Cómo te quiero porque todo me lo resuelves, dónde iba a ir yo sin ti!
- hay amores fingidos, porque lo que no se cultiva acaba secando, y toca disimular.
- hay amores de “dónde vamos a ir a estas alturas que podamos estar mejor”: es un amor de resignación...

Hoy que a todo llamamos Amor, descubrimos que no todo amor merece una celebración:

Un maestro albañil se iba a jubilar. Le dijo a su Jefe dejaría la construcción para llevar una vida tranquila con la familia. El Jefe sentía que dejara el trabajo. Le pidió si podría construir una casa más, como un favor personal. Accedió, pero se veía que no estaba poniendo el corazón en su trabajo. Utilizaba materiales de inferior calidad y el trabajo muy deficiente. Era una desafortunada manera de terminar su carrera. Cuando el albañil terminó el trabajo el Jefe fue a ver la casa, dándole al albañil las llaves de la puerta ."ÉSTA ES TU CASA, ES UN REGALO PARA TI." ¡Que pena! Si el albañil hubiera sabido que estaba construyendo su futura casa, la hubiera hecho diferente.

¡Qué diferentes son las cosas depende para quién las hagamos: para nosotros, para un amigo, para un conocido, para un desconocido, para alguien que nos cae mal? Todo depende del amor que pongas... Por eso debemos preguntarnos qué amor tenemos que celebrar, ya que sólo los griegos diferenciaban cuatro tipos:
Hay un amor eros: una persona se siente atraída por otra y le gustaría ser correspondido. Es un amor que surge en la adolescencia como fuego en un bosque seco, pero que bien cultivado dura toda la vida y hace a uno feliz, es pasión desbordada que poco a poco vamos encauzando... Por eso decía el autor de “El Principito”: ‘Al primer amor se le quiere más, a los otros se los quiere mejor...’

Hay un amor de “phylia”: es el amor de la amistad. De alguna manera son los que nos caen simpáticos, aquellos que empatizan con nosotros... Queremos a los amigos en lo bueno y en lo malo, somos capaces de perdonarles los fallos: “Los errores del hombre son los que le hacen especialmente digno de amor” (Goethe). Pero no les queremos como podemos amar a nuestra media naranja, es diferente pero sigue siendo amor.

Hay un amor de stergo: es el que siente la madre por sus hijos. Este es un amor único, sólo una madre puede experimentarlo. “Hasta que he llegado a ser madre, no he comprendido lo que es Dios” (Doriot). Una madre da la vida por sus hijos, llega hasta el fin del mundo. No por todos haríamos lo mismo, ¿no?

El amor “ágape”: desinteresado, que no quiere dar para recibir. No busca nada a cambio. Damos a los necesitados, ayudamos al enfermo y nos preocupamos de ellos: Es amar aun cuando no es correspondido y cuando no siente el deseo. Y este es el amor que hace la vida “útil”: no un amor de rebajas, de temporada o de oportunidad. Sino un amor que es capaz de vencerlo todo, de perdonar todo. Incluso de perdurar en el tiempo, en alas de eternidad. Es el amor del heroísmo, de las grandes hazañas, de las entregas de por vida, del altruísmo... Es una amor que crea Paz, unión, fidelidad. Es el Amor con mayúsculas: es fuerza que puede mover un mundo dividido por guerras y discordias. Es el amor también a las "grandes verdades": la Paz, el Bien, la Libertad, incluso Dios, que hace apasionar una vida entera en pos de esa verdad amada.

Por eso es bueno examinar en el baboso día de los enamorados:

Ø ¿Cuál es el amor dominante en tu vida, el que tiene más peso? ¿El eros, el de amistad, el de ágape? ¿Qué amor usas con los demás? ¿Son sólo un amor con fecha de caducidad? ¿Sabes amar pensando en eternidad? ¿Es amor o beneficio? ¿Es mi amor sólo pura genitalidad?
Ø ¿Cuál es la medida de tu amor? ¿Te conformas con el mínimo?
Ø ¿Cómo lo cuidas en los detalles, en las formas? ¿Es un amor de apariencia?
Ø ¿Cómo es tu vida respecto a los demás en esos pequeños detalles? Sólo ama a lo grande quien ama en lo pequeño ¿Soy consciente de ello? ¿Eres demasiado importante para amar al resto?

Ojalá puedan escribir de nosotros, lo que el poeta escribía con corazón enamorado:

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!

miércoles, 9 de febrero de 2011

ver para creer...


Esta es una de esas noticias que circulan por la red que no dejan nunca indiferente. Un ciudadano francés, Didier Jambart, de 51 años, casado y padre de dos hijos ha presentado una denuncia contra GlaxoSmithKline, una de las compañías farmacéuticas más importantes del Mundo, con doble sede en Gran Bretaña y Estados Unidos, fabricante, entre otras, de ‘Requip’. ¿El motivo? Según J., tal medicamento le volvió gay:


El origen de esta historia es ciertamente desgraciado. A D. le diagnosticaron Parkinson en 2003. Desde entonces y durante dos años, para aliviar los síntomas de tan terrible enfermedad, comenzó a tomar dicho medicamento, con imprevisibles efectos secundarios. Se volvió adicto a las apuestas por internet, perdiendo de esta forma los ahorros de la familia y llegando a robar para saciar su hábito. Además, le entró un apetito tremendo por el sexo gay, ‘vendiéndose’ por la red vestido de señora.


D. J. se dedicó al sexo gay de forma compulsiva. De acuerdo al testimonio de sus abogados, su comportamiento, llevado por la medicación, le condujo al extremo de ser violado.
Tras dejar de tomar dicho medicamento, su conducta compulsiva desapareció, algo que es explicable porque componentes del mismo, como el prospecto de dicho medicamento indica, llevan a quien lo toma a la adicción patológica al juego, hipersexualidad e incremento de la líbido‘.
En dos palabras: ¡¡¡MENUDA JETA!!!

lunes, 7 de febrero de 2011

no dejar pasar el día, a lo mejor no llega otro igual...

El otro día iba en un amigo en el coche y tenía un autobús justo delante. Pero con la lluvia y los cristales empañados, no conseguía distinguir bien el anuncio del vehículo. Total que se acercó y acercó hasta que casi se la pega, pero consiguió leer lo que ponía: “cada viaje es el viaje más importante de mi vida”. Y echó a andar… el autobús, claro. No acaba de ver claro qué demonios anunciaba. Total, que en una rotonda absurda consiguió dar con él: funerarias de Madrid. El tipo caracterizaba a un conductor de un coche fúnebre. “Vaya modo de anunciarse”, pensó, pero lo cierto es que no encuentro muchos modos más fáciles de anunciar una funeraria.


La vida para nosotros, pequeños y anónimos humanos, suele ser parecida. Más bien anodina: siempre los mismos, siempre lo mismo. Decimos creer en el Amor, pero realmente ¿a cuántos amamos? Decimos creer en la Verdad ¿pero cuántas veces cambiamos de "verdad" por gustos, modas, apetencias...? Decimos ser de fiar, ¿pero cuántas veces nos hemos traicionado a nosotros mismos, cuántas veces nuestras palabras han herido a otros? La vida se va gastando como hojas de un árbol en otoño -que parecen unas pocas sólo al principio pero dejan el árbol pelado completamente- y vamos desaprovechando oportunidades. Por eso si para las funerarias de Madrid cada viaje es el más importante, para nosotros cada persona, cada momento, cada circunstancia deberían serlo también. Cuántas palabras, gestos, llamadas se nos han quedado en el tintero, seco ya de esperar el momento adecuado. Ya decía Gabriel García Márquez: "Nunca dejes de sonreir, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa". No dejar pasar la oportunidad, decidirte, lanzarte, ser franco, ser audaz, ser veraz... O todo o nada.


Pero luego: perseverar. No dar pasos en balde. No decir "si" para que luego sea un "no". Quemar las velas de las naves para no regresar al puerto de salida. No acostumbrarnos a amar, a vivir en la Verdad, a ser amigo, a ser audaz, a ser veraz.


Había un profesor que viajaba en el metro de Madrid siempre a una misma hora y siempre el mismo trayecto. Al ir cada día en el mismo vagón observó que, normalmente, también allí estaba la misma gente. Se fijó en un chico que estaba en una esquina. En la otra estaba una chica. Cierto día que llovía, la chica traía un paraguas. Al salir del vagón a ella se le olvidó el paraguas y el chico, muy educado, lo recogió y salió detrás de ella. “Señorita, se le olvidó el paraguas”, le dijo muy amablemente. Ella le dio las gracias. A partir de aquel instante se ponían siempre juntos y hablaban animadamente. Pasado un tiempo, el profesor vio que tenían anillos en sus dedos. Se habían casado: ¡y por el azar de dejar olvidado un paraguas! Luego el profesor fue trasladado a otro lugar. Pasados unos dos años volvió a hacer el mismo trayecto y ¡sorpresa! allí estaba el joven matrimonio. Un día en que llovía, a ella se le olvidó el paraguas, y entonces él lo cogió, salió tras ella y le dijo de un modo brusco: “Te dejaste el paraguas olvidado. ¡Cualquier día olvidas la cabeza!”.

¿Cómo devuelvo yo a los demás su paraguas?