"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


miércoles, 18 de septiembre de 2013

El recuerdo del ayer...

        
Nada malo nos sucede sin que deje su cicatriz, ni bueno con su recuerdo agradecido. Somos hombres y mujeres con problemas de "tortícolis", del cuello vuelto hacia atrás, contemplando lo dicho o sucedido o cotilleado. Nos sigue preocupando demasiado lo que ya fue, nos seguimos fiando demasiado de los juicios y opiniones de los que ya no están. No damos segundas oportunidades, aunque nos encanta sí nos las den a nosotros.

¡Nos duele el cuello! Pero nos duele más el orgullo. Y por eso no cedemos, nos cuesta perdonar, no soportamos tener que callar nuestra opinión. Son pequeñas cosas, opiniones sencillas, pero ¿no es la vida misma el conjunto de los pequeños momentos? El poso que tenemos que tragar son los sinsabores, el recelo, la desconfianza ¿no es demasiado amargo tener que vivir así?

¡Aunque parezca difícil nuestra vida es más que nosotros mismos! Mi familia, mis amigos, mis proyectos, mis fracasos, mis alegrías... Ahí es donde debemos sembrar -lo que sembremos, será lo que recojamos-, esos son los motivos que cada mañana me invitan a seguir luchando. No centrándome en mi mismo, sino poniendo mi corazón y mis manos y mi vida al servicio de los demás. No buscando sólo mi felicidad, sino haciendo que sea tan contagiosa que se note dónde estoy. Esperanza, serenidad, coraje, valentía, audacia, amabilidad, comprensión, dulzura, buenas palabras... ¿No merece la pena una vida así?