"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


viernes, 24 de diciembre de 2010

¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

"Los que reniegan de Dios es por desesperación de no encontrarlo"
Unamuno

lunes, 20 de diciembre de 2010

Volviendo a ser un niño...


Un día caluroso de verano -en el sur de la Florida-
un niño decidió ir a nadar
en la laguna detrás de su casa.
Salió corriendo por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz.

No se daba cuenta de que un caimán se le acercaba.

La mamá desde casa miraba por la ventana, y vió con horror lo que sucedía. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que pudo.

Oyéndole, el niño se alarmó y empezó a nadar hacia su mamá.
Pero fue demasiado tarde.
Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos
justo cuando el caimán le agarraba por las piernas.

La mujer tiraba firmemente con toda la fuerza de su corazón.

Ciertamente el caimán era más fuerte, pero ella era la mamá:
su amor de madre no la abandonaba.

Un señor, que escuchó los gritos, se apresuró hacia el lugar con una pistola
y mató al caimán. El niño sobrevivió y, aunque sus piernas quedaron muy maltrechas, aún pudo llegar a caminar.

Cuando salió del trauma que ello le produjo,
un periodista preguntó al niño si le quería enseñar las cicatrices de los pies.
El niño levantó la colcha y se las mostró. Pero en seguida, con gran orgullo se remango y señalando las cicatrices en los brazos le dijo:
"Las que usted debe ver son estas".

Eran las marcas de las uñas de la mamá que había presionado con fuerza.
"Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida"

Creo que la Navidad es algo parecido. Tenemos nuestra vida llena de jaleos, disgustos, retos que hay que ir superando. Sabemos que hay situaciones fáciles y otras no tanto. A veces nos cansamos y otras lo pasamos 'como los indios'. Todo va dejando en nosotros cicatrices: amistad, amor, dureza de la vida, incomprensiones, retos logrados, retos perdidos, resquemores...


La Navidad son esas cicatrices de las muñecas que de vez en cuando te "tiran para arriba" del fango de la lucha diaria. Te hace pensar en lo que realmente merece la pena, en los que realmente siempre están a tu lado. Navidad que en medio de la lucha te recuerda el niño que nunca has dejado de ser para sacar del fondo de tu corazón lo que la dureza diaria te ha ido enterrando en el fondo del alma: ingenuidad, sinceridad, alegría al volver a estar con los tuyos.


Y pensar un poco... Decía Unamuno: "Quiero creer en la transcendencia por que no quiero ser como las vacas". Muchos de los nuestros viven el estado animal: comer, dormir, beber, disfrutar, vivir que son 2 días. Pero hay que pensar: en Alguien. ¿Ese niño nacido en Belén? Esa pregunta ya le toca a cada uno responderla.

sábado, 26 de junio de 2010

el reto de ser uno + uno + uno + uno + ...


Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro.
El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGÓ UNA BOFETADA EN EL ROSTRO.

Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra: HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVO LA VIDA.

Intrigado, el amigo preguntó: ¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el otro amigo respondió: “Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo”.

Es esta también la historia de nuestra cotidianidad. Llevamos en las manos el estilete, el bolígrafo y vamos escribiendo en la libreta de nuestra vida: tú me caes bien, tú no; tú me la has armado, tú no... Pero no lo grabamos en la arena, sino donde duele más: en el corazón, y por eso recordar determinados momentos, situaciones, nos duele, nos fastidia, nos chincha...


Es verdad que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Hay cosas que nos fastidian, que no nos gustan, que nos hieren, resquemores, dudas; pero también es verdad que nosotros lo hacemos más grande todavía... ¿Qué es lo que podemos enseñar a nuestro mundo? A perdonar, a valorar, a contar con todos, a no creernos siempre con la razón. Es un mundo éste de juicios, de valoraciones, de lapidaciones públicas, un mundo donde cada uno va a lo suyo, donde el “bienestar” de la persona se pone por encima del bien común: y se aprueban leyes que atentan contra la dignidad de la persona...

Os invito a lo siguiente:

1. ¿Cuántas cosas tienes grabadas en tu corazón? ¿En una balanza hacia dónde pesaría más: el bien o el mal?
2. ¿No creéis que a veces nos tomamos las cosas demasiado a pecho, le damos demasiado importancia a lo que no lo tiene? Pero es verdad que siempre nos ocurre con lo de los demás ¿Y lo mío? ¿Estarán orgullosos de mí, mi familia, mis amigos, mis conocidos...? ¿Pido a los demás lo que yo no doy?
3. Ser libres: esta es nuestra aspiración... ¿Qué ata tu corazón? La comodidad, el qué dirán, la pereza, la desgana, la soberbia, el aparentar... “Donde está tu corazón, ahí tienes tu tesoro”: en qué dedicamos el tiempo que nos sobra, a cuántos ayudamos, cuánto bien hacemos...

viernes, 21 de mayo de 2010

jueves, 8 de abril de 2010

"¿Quién decís que soy yo?"


Hace dos mil años un hombre formuló esta pregunta a un grupo de amigos. Y la historia no ha terminado aún de responderla. El que preguntaba era simplemente un hombre artesano de Nazaret a un grupo de pescadores. Nada hacía sospechar que se tratara de alguien importante. Él y los que lo rodeaban eran gente sin lo que el mundo llama “cultura”. No poseían títulos ni apoyos. No contaban con armas, dinero ni posibilidades de adquirirlos. Eran todos jóvenes, poco más que unos muchachos, y dos de ellos –uno precisamente el que hacía la pregunta- morirían antes de dos años con las más violentas de las muertes. Todos los demás acabarían, no mucho después, en la cruz o bajo la espada.

A este artesano nazareno los violentos lo encontraban débil y manso. Los custodios del orden le juzgaban, en cambio, violento y peligroso. Los cultos le despreciaban y le temían. Había dedicado toda su vida a Dios, pero los ministros oficiales de la religión de su pueblo le veían como un blasfemo y un enemigo del cielo. Eran muchos los que le seguían por los caminos cuando predicaba, pero a la mayor parte les interesaban más los gestos asombrosos que hacía o el pan que les repartía que todas las palabras que salían de su boca. De hecho todos le abandonaron en la persecución.

Y… sin embargo, veinte siglos después, la historia sigue girando en torno a aquel hombre. Media humanidad, cuando se pregunta por sus creencias, sigue usando su nombre para denominarse. Su historia ha servido como inspiración para, al menos, la mitad de todo el arte que se ha producido, para escribir al año más de mil volúmenes sobre su persona y doctrina. Y cada año, decenas de miles de hombres y mujeres dejan todo para seguirle enteramente, como aquellos doce primeros amigos.


¿Quién es, pues, este hombre? ¿Quién es y qué hemos hecho de Él? ¿Es fuego o opio? ...

sábado, 6 de marzo de 2010

Pasión dominante: descubrir al otro como parte de mi yo...



Dos amigos marineros viajaban en un buque carguero por todo el mundo, y andaban todo el tiempo juntos. Así que, esperaban la llegada a cada puerto para bajar a tierra, beber y divertirse.


Un día llegan a una isla perdida en el Pacífico, desembarcan y se van al pueblo para aprovechar las pocas horas que iban a permanecer en tierra. En el camino se cruzan con una mujer que está arrodillada en un pequeño río lavando ropa. Uno de ellos se detiene y le dice al otro que lo espere, que quiere conocer y conversar con esa mujer. El amigo, al verla y notar que esa mujer no es nada del otro mundo, le dice que para qué, si en el pueblo seguramente iban a encontrar chicas más lindas, más dispuestas y divertidas. Sin embargo, sin escucharlo, el primero se acerca a la mujer y comienza a hablarle y preguntarle sobre su vida y sus costumbres. La mujer escucha cada pregunta sin responder ni dejar de lavar la ropa, hasta que finalmente le dice al marinero que las costumbres del lugar le impiden hablar con un hombre, salvo que este manifieste la intención de casarse con ella, y en ese caso debe hablar primero con su padre, que es el jefe o patriarca del pueblo. El hombre la mira y le dice: "Está bien. Llévame ante tu padre. Quiero casarme contigo". El amigo, cuando escucha esto, no lo puede creer. Piensa que es una broma, un truco de su amigo para entablar relación con esa mujer. Y le dice: "¿Para qué tanto lío? Hay un montón de mujeres más guapas en el pueblo. El hombre le responde: "No es una broma. Me quiero casar con ella. Quiero ver a su padre para pedir su mano". Su amigo, más sorprendido aún, siguió insistiendo con argumentos tipo: "¿estás loco?¿Qué le has visto?¿Qué te ha pasado? ¿Seguro que no tomaste nada?" Pero el hombre, como si no escuchase a su amigo, siguió a la mujer hasta el encuentro con el patriarca de la aldea. El hombre le explica que habían llegado recién a esa isla, y que le venía a manifestar su interés de casarse con una de sus hijas. El jefe de la tribu lo escucha y le dice que en esa aldea la costumbre era pagar una dote por la mujer que se elegía para casarse. Le explica que tiene varias hijas, y que el valor de la dote varía según las bondades de cada una de ellas, por las más hermosas y más jóvenes se debía pagar 9 vacas, y así disminuía el valor de la dote al tener menos virtudes. El marino le explica que entre las mujeres de la tribu había elegido a una que vio lavando ropa en un arroyo, y el jefe le dice que esa mujer, por no ser tan agraciada, le podría costar 3 vacas. "Está bien" respondió el hombre, "me quedo con la mujer que elegí y pago por ella nueve vacas". El padre de la mujer, al escucharlo, le dijo: "UD. no entiende. La mujer que eligió cuesta tres vacas, mis otras hijas, más jóvenes, cuestan nueve vacas". "Entiendo muy bien", respondió nuevamente el hombre, "me quedo con la mujer que elegí y pago por ella nueve vacas".


El tiempo pasó, el marinero siguió recorriendo mares y puertos a bordo de los barcos cargueros más diversos y siempre recordaba a su amigo y se preguntaba: ¿qué estaría haciendo?, ¿cómo sería su vida?, ¿viviría aún?. Un día, el itinerario de un viaje lo llevó al mismo puerto donde años atrás se había despedido de su amigo. Estaba ansioso por saber de él, por verlo, abrazarlo, conversar y saber de su vida.Así es que, en cuanto el barco amarró, saltó al muelle y comenzó a caminar apurado hacia el pueblo. De camino al pueblo, se cruzó con un grupo de gente que venía caminando por la playa, en un espectáculo magnífico. Entre todos, llevaban en alto y sentada en una silla a una mujer bellísima. El marinero se quedó quieto, parado en el camino hasta que el cortejo se perdió de su vista. Luego, retomó su senda en busca de su amigo.


Al poco tiempo, lo encontró. Se saludaron y abrazaron como lo hacen dos buenos amigos que no se ven durante mucho tiempo. El marinero no paraba de preguntar: ¿Y cómo te fue?, ¿Te acostumbraste a vivir aquí?, ¿Te gusta esta vida?, ¿No querrás volver?. Finalmente se anima a preguntarle: ¿Y como está tu esposa?.Al escuchar esa pregunta, su amigo le respondió: "Muy bien, espléndida. Es más, creo que la viste llevada en andas por un grupo de gente en la playa que festejaba su cumpleaños".El marinero, al escuchar esto y recordando a la mujer insulsa que años atrás encontraron lavando ropa, pregunto: "¿Entonces, te separaste?", No es misma mujer que yo conocí, ¿no es cierto?."Si" dijo su amigo, "es la misma mujer que encontramos lavando ropa hace años atrás"."Pero, es muchísimo más hermosa, femenina y agradable, ¿cómo puede ser?", preguntó el marinero. "Muy sencillo" respondió su amigo. "Me pidieron de dote 3 vacas por ella, y ella creía que valía 3 vacas. Pero yo pagué por ella nueve vacas, la traté y consideré siempre como una mujer de nueve vacas. La amé como a una mujer de nueve vacas. Y ella se transformó en una mujer de nueve vacas".

En este caso, podemos decir que se cumplió la máxima agustiniana: "Pon amor donde no hay amor y sacarás amor". Es verdad: La vida nos lleva a tratar a las personas de diferentes maneras. Nuestra forma de ser, de afrontar la vida, nuestro carácter. Nos pueden los criterios, las apariencias, el qué dirán...

Podemos dividir "nuestras gentes" en tres grupos:
1. Personas valoradas: son aquellas que nos “aportan” algo, nuestros modelos, gente que nos ayuda, gente que demuestra que nos quiere.
2. Personas “toleradas”: no queda otro remedio que “padecerlas” todos los días: pero las mantenemos en su límite, las toleramos, las aguantamos; pero hay días que nos cuesta más tenerlas delante. Nunca sabes si están a favor o son indiferentes...
3. Personas que no podemos ver delante: aquellos que nos la han armado, que sabemos nos critican y ponen por delante la sonrisa; aquellos que nunca han contado con nosotros, aquello que nunca nos han valorado.

Es la experiencia de toda persona, de sus círculos de amistades, conocidos y “enemigos”. Pero es necesario -de vez en cuando- pararse a meditar: ¿pensáis que vosotros sois mejores? ¿piensas que eres mejor que los demás? ¿Damos siempre otra oportunidad? ¿Cómo lo demuestras?

No se trata de ir dando abrazos por la vida o ser “la tonta del bote”; con los pies en la tierra, pero poniendo amor en mis obras: no ser igual que los demás, no dejarme llevar por el ritmo “clasista” de nuestra sociedad. ¡No! Dejarme llevar por el ritmo de la acogida, respeto, humildad, servicio, perdón, alegría, pasión... ¿Qué verbos son los dominantes en tu vida? ¿Cuál es el rumor de fondo que oyes en tu corazón?

Esta semana os invito a que pensemos en ello. ¿Son los demás una carga pesada o ayuden/les ayudas en tu vida? ¿Crees verdaderamente en los demás, en sus posibilidades? ¿Tan difícil es acercarse y decir: sigo contando contigo? Os dejo con Pablo, el que leen en las bodas por la iglesia: el amor es comprensivo, servicial, no es envidioso ni orgulloso. Todo lo puede, todo lo perdona porque el amor no pasa nunca ¡¡¡¿¿¿ES TU VIDA ASÍ???!!!

¡Démonos otra oportunidad! ¡Démosle otra oportunidad!

miércoles, 24 de febrero de 2010

llorar por ayer... negarse al mañana


Hace falta estar ciego,
tener como metidas en los ojos raspaduras de vidrio,
cal viva,
arena hirviendo,
para no ver la luz que salta en nuestros actos,
que ilumina por dentro nuestra lengua,
nuestra diaria palabra.
Hace falta querer morir sin estela de gloria y alegría,
sin participación en los himnos futuros,
sin recuerdo en los hombres que juzguen el pasado
sombrío de la Tierra.
Hace falta querer ya en la vida ser pasado,
obstáculo sangriento,
cosa muerta, seco olvido.

(Rafael Alberti, Hace falta estar ciego, de "De un momento a otro")



Tristeza de aquellos que se entierran en vida, que su meta es cada día y su afán descansar si más con un horizonte: la campana del despertador. Tristeza de aquellos que esperanza es ahora, futuro nunca arribado, porque nunca realmente es esperado. Tristeza de aquellos que no tienen mañana, porque su hoy es la carga más pesada; y mirando al ayer (¡siempre el ayer!) se consumen por dentro: ¿porque no fue diferente? ¿porqué no fue de otro mi ayer? Tristeza de aquellos que siempre lamentan: mi dicha, mi pena, mi obra, mi vida. Llorar por lo mío, suspirar por lo ajeno. Llorar por Aquel que nunca poseeré, porque precisamente nunca ¿¡verdad!? te atreviste a mirar...


Pero algún día bastará, "algún día volveré a vivir"... eso piensa, día tras día, aliento tras aliento...

¿Y resucita?

Mañana te dirá...

sábado, 20 de febrero de 2010

dos caminos para una misma vida...


Seguro que estamos de acuerdo en que ninguna experiencia es más dura en la vida que la incertidumbre “¿y ahora qué? ¿y esto por qué? ¿y por qué a mi/nosotros? ¿no podría ser esto más fácil?” Son preguntas que todos nos habremos hecho, más o menos veces, pero que sin duda afectan a lo más profundo de nuestra vida. Sólo el infeliz es incapaz de hacerse estas preguntas, porque todo le da igual. A nosotros no... Normalmente todos tenemos una vida más o menos tranquila, con sus quehaceres, obligaciones, diversiones; no solemos tener demasiados problemas... Pero la tentación nos ataca “al final”, en situaciones límite: cuando te sucede lo que no esperabas, cuando la vida te pega un solemne portazo, cuando aquel en quien confiabas te defraudó o te engañó... Nos sentimos heridos, nos tambaleamos en aquello que creíamos sólido: y viene la inevitable pregunta “¿por qué?”... Es igual que un día soleado al que le envuelve de repente la niebla y no descubrimos el camino, como un barco perdido en medio del oleaje del disgusto que no atisba a encontrar siquiera el timón...

Es la DUDA... La pregunta que surge desde lo más profundo... La lágrima última que no encuentra pañuelo que mojar...



(sin la mano de Dios, Mª Elvira Lacaci)



Señor,
no he perdido la fe.
Creo en Ti. Existes.
Has hecho el Universo. Lo conservas.
Has creado a los hombres
y alientas su vivir. Desalentado.
Puedes aniquilarlos. Eres justo.
Y sé que nos aguardas
tras el vaho más último que se desprenda
de nuestros pechos.
Es tu mano la que no sé sentir entre las mías,
Tu mano que a diario
apretaba,
temblorosamente. Desgarradamente. Apasionadamente.
No digo que fue una alucinación esa tu entrega
palpitante y sensible –oh, aún conservo
unas sutiles rayas en la palma de mis manos-.
Pero hoy... no sé pedirte nada. Ni siquiera mi aliento
fluye desesperado hacia tu pecho. Porque hoy
tiene forma de niebla
estancada –es de noche-
en la vasija de este pecho mío.


¿La solución?


Afrontar la vida juntos; saber decir "te necesito", o quizá un "Te quiero de verdad"; no vivir en el egoísmo absoluto de mi "yo y mis circunstancias"; saber dialogar, ayudar, buscar apoyo. Saber aconsejar y sentirse necesitado de consejo. Vivir luchando, esforzándose, no sentándonos en el camino de la vida a llorar nuestras penas, sino secándolas para descubrir quién camina con nosotros...



"La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar"
seamos capaces de dejarla sin pétalos ¡¡¡YA!!!

jueves, 18 de febrero de 2010

somos demasiado parecidos...


La creatividad nunca ha sido sensata. ¿Por qué habría de serlo? ¿Por qué tú deberías ser sensato? A lo largo del tiempo, lo que un artista necesita es entusiasmo, no disciplina. (J. Cameron).

Este año 2010 avanza... la vida corre que se mata, y en este vaivén lo mejor es dejarse llevar. Es difícil tener tiempo para pararse a pensar "¿qué estoy haciendo? ¿qué es lo que quiero?", y más difícil es encima intentar cambiar. Somos productos de nuestra sociedad: es difícil ser diferente, eres incomprendido, rechazado, borrado de la sociedad. Nos contentamos con ir tirando, con conformarnos a los patrones sociales. Por más que pensemos en lo originales que podemos ser al final no lo somos tanto. Necesitamos valientes que rompan el cerco en el que estamos metidos, que abran el camino, que nos dejen caminar tras ellos...


Ser original es en cierto modo
estar poniendo de manifiesto
la mediocridad de los demás...

¿Qué camino quieres seguir? Eso sí, abstenerse "microondas" que lo calientan todo rápidamente pero después ná de ná...

lunes, 8 de febrero de 2010

¡Qué fácil es equivocarse!


la primera vez
no te conocí.
La segunda, sí.
Dime
si el aire te lo dice.
Mañanita fría
yo me puse triste,
y luego me entraron
ganas de reirme.
No te conocía.
Sí me conociste.
Sí te conocía.
No me conociste.
Ahora entre los dos
se alarga impasible,
un mes, como un
biombo de días grises.
La primera vez
no te conocí.
La segunda, sí.
(Federico García Lorca, "En el instituto y en la universidad", de Suites -1920/1923-)

Si algo solemos pedirle al destino son segundas oportunidades. "Errare humanum est" se suele decir, pero es verdad que nunca nos encontramos más ridículos que en esos momentos de error, de equivocar apariencias, de meter la pata. Nunca somos tan humanos como cuando nos equivocamos: creemos que todo lo sabemos, todo lo podemos, de todo podemos opinar, de todos podemos hablar... ¡Ay, amig@! menos cuando metes la pata porque sólo estabas viendo la punta del iceberg... en fin, dicen que la soberbia es la expresión más refinada de la estupidez...
Una mirada, una palabra nunca dicha, la llamada que nunca hiciste, una sonrisa que nunca salió de tu boca, dejarte vencer por el cansancio, el qué dirán, los respetos humanos, la timidez... Y después, pasarte días pensando en cuál habría sido la "jugada perfecta" y pedir esa segunda oportunidad que nunca llega... Soñar con los ojos cerrados qué hubiera podido pasar...
"El arte de vencer se aprende en la derrota" dejó sentenciado Simón Bolívar antes de rompernos las Españas... Pues eso. No te dejes vencer, nunca te desanimes, sigue adelante, aprende de los errores, saca la pata después de haberla metido... Como estaba escrito en los servicios de profesores de mi facultad: "Los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos hablan porque tienen que decir algo" (Platón). O sea, que espero que esto te haya servido para algo... ¿tú qué opinas?






jueves, 4 de febrero de 2010

vivir en sociedad...




Hoy vamos a por no poco ¿no? No sé qué pasa en esta sociedad pequeña del primer mundo: tenemos progreso, atención sanitaria, la tecnología a golpe de "click" pero las cifras de suicidios no bajan, las crisis personales abundan... A lo mejor hay que darle razón al refrán "mientras más tienes más quieres"...





Pero también habrá que mirar otros aspectos:










  1. Valores en los que fundamentamos nuestras relaciones. Emerson decía: "La sociedad es en todos los sitios una conspiración contra la personalidad de cada uno de sus miembros"... ¿te dominan? ¿pretendes tú dominar? ¿construyes o destruyes? ¿apoyas o criticas? ¿eres de fiar o dependerá quién se haga la pregunta? Que no digan de tí lo que filosofaba Hobbes: "No buscamos la sociedad por amor a ella misma, sino por los honores o los beneficios que puede reportarnos." Se nos ve el plumero enseguida...








  2. En su lucha contra el individuo, la sociedad tiene tres armas : ley, opinión publica y conciencia (Maugham). He aquí nuestro gran peligro: la masa. Qué difícil es ser verdaderamente uno. Prejuicios, respetos humanos... a todos nos afectan más de lo que pensamos. Puedes creerte libre, pero no lo somos tantos. Puedes creerte la mar de original pero siempre habrá quien se te hayan adelantado. Nos cuesta mostrarnos tal como somos, ahogamos sentimientos y opiniones en aras de la "tranquilidad"...



Ser libre, ser auténtico, ser uno mismo. Un camino para toda la vida, un reto para pensar y reflexionar... No me extraña que los budistas piensen que se reencarnan decenas de veces... Pero lo peor sería tirar la toalla, buscar otra vida, vivir doble vida, escapar: ¡No! La cara hay que darla sin miedos... pero sé que Utopía está cerca de esta opinión.



Lo mejor es ayudar; dejarse ayudar, pedir ayuda, dejarse ayudar. No creerse con la razón, ser social -¡pero de una sociedad verdadera!-... Es difícil, pero no imposible.



¿Dónde estará el término medio?

miércoles, 3 de febrero de 2010

Ser feliz...

"abrazados"

¿Quién no ha buscado alguna vez la felicidad? En un buen día disfrutando de los verdaderos amigos, una tarde de playa ocultándose el sol sin nada que hacer que escuchar música o perder un poquillo el tiempo, una jornada familiar, junto a la persona a la que hayas podido escoger para depositar y recibir lo más íntimo de tu ser... en fin. Multitud de ocasiones que se presentan como hitos que siempre recordamos, ya sabe el cerebro bien eliminar recuerdos malos para quedarse sólo con lo placentero...


Pero esa felicidad pasa necesariamente por los demás, es imposible la felicidad "endógena", sería egoísmo -¡Ay, esos pecados capitales!-: lo bueno es expansivo, por tanto se recibe, se comparte. Y esto en el marco de nuestra sociedad. Pero la idea no es mía, se la tomamos prestada a Cicerón: "Hemos nacido para unirnos con nuestros semejantes y vivir en comunidad con la raza humana." Hoy todos tenemos decenas de amigos en las redes sociales, aunque sólo tengamos una docenina en conexión, pero nos sentimos respaldados con mucha gente detrás, nos gusta que nos valoren, cuenten con nosotros ¿lógico, no? Pero la manipulación siempre puede aparecer: amigos que manipulo o me dejo manipular para no tener que tomar yo solo decisiones, amigos sólo para determinados momentos, amigos de esos que "oye y ya que coincidimos a ver si me puedes ayudar"... ¡qué casualidad!... Pero que no digan de nosotros lo que ya filosofaba Hobbes: "No buscamos la sociedad por amor a ella misma, sino por los honores o los beneficios que puede reportarnos." (¿en Biología no se llama a estos bichos parásitos?) ¿Cómo son tus amigos? ¿Dominas o te dominan? ¿Creces con ellos o les haces menguar? ¿Se pueden fiar de tí, te puedes fiar de ellos? ¿Resguardas sus espaldas o las machacas? ¿Eres feliz con ellos - los son ellos contigo? ¿Eres feliz sólo cuando estás solo?


La felicidad, tan difícil de encontrar como de definir:


Os dejo dos, a ver cuál os gusta más...



  1. La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar. Chalmers (teólogo presbiteriano, hereje pues)


  2. J. P. Sartre: "Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace." Que ya es decir bastante al maniaco depresivo este, je je ;)

domingo, 31 de enero de 2010

la vida continúa...

"Somos los hombres intranquilos
en sociedad.
Ganamos, gozamos, volamos.
¡Qué malestar!
El mañana asoma entre nubes
de un cielo turbio
con alas de arcángeles-átomos
como un anuncio
Estamos siempre a la merced
de una cruzada.
Por nuestras venas corre sed
de catarata.
Así vivimos sin saber
si el aire es nuestro.
Quizá muramos en la calle,
quizá en el lecho.
Somos entre tanto felices.
Seven o'clock.
Todo es bar y delicia oscura.
¡Televisión!"
Así expresaba Jorge Guillén (Generación del 27) lo que ya habéis adivinado. Todos queremos más, aspiramos a algo que nunca llega. Tenemos ansias pues, simplemente, de ser, de vivir en plenitud. ¿Cómo? Fácil.
  1. diferenciándonos: muchas veces nos parece que los demás no llegan a nuestra altura, que somos como bichos raros en medio de un mundo hostil, fracturado. Creemos vivir en la apatía del "cognoscere"; pero este camino no es el correcto. Hoy en LNE nos avisa el listillo de turno: Facebook es una herramienta 'que nos hace inútiles, ya que perdemos horas ticleando' pero avisa: "yo no, porque sé utilizarlo inteligentemente". Menudo payaso: ¿y tú qué sabes cómo lo usamos los demás? Un claro ejemplo de lo que acabo de decir.
  2. mimetizándonos: Como no puedo contra ellos, me uno. Es arrojarse al torrente salvaje de la mediocridad para perecer ahogado en las aguas turbulentas del suicidio social: como no me creo con fuerzas, como no me atrevo a vivir como pienso y creo, como tengo miedo que me señales o marginen: "Sólo conviene el adocenamiento. Esto lo ha establecido la pluralidad, y muerde a cualquiera que se escapa de él por alguna parte" ya lo dijo Pascal; puede ser una postura medianamente inteligente -yo creo que no- pero es verdad que "homo hominis lupus", por lo que lo mejor es pasar inadvertido para no tener problemas.
  3. superándonos. Teoría en apariencia racial, por lo tanto, manipulada por pensamientos totalizadores. No contentarse con lo que hay, atreverse a pensar, a buscar salidas, a descubrir caminos ya trazados y vivir según esos ideales. Claro, sólo vencen los fuertes, los que se esmeran. "La vulgaridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta" decía Cherteston, y es verdad: lo peor sería poder salir del pozo y quedarse dentro por miedo a la luz, a lo desconocido.

Termino con una frase de J. Heller: "En esta vida algunos hombres nacen mediocres, otros logran mediocridad y a otros la mediocridad les cae encima"...

¿Dónde te sitúas tú?