"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


sábado, 18 de febrero de 2012

Hasta que la muerte nos separe...


Una de las cosas más 'curiosas' en las relaciones de hoy en día es cuando aparece la pregunta: "Y tú, ¿hasta dónde quieres llegar?". En fin, como si las relaciones fueran un pack de episodios de una serie que según te guste o entretenga pues sigues o dejas en el estante de las cosas olvidadas. Hemos convertido nuestras relaciones en un mero cubrir necesidades: así virtuales amistades en largas listas de facebook, tuenti o twitter pero que sirven para bien poco: tan sólo para fisgar nuestras fotos, envidiar nuestras vacaciones o estar enterados de todo lo que nos pasa (como si realmente les importara algo...)
Una escena simpática que veo cada día -cuando salgo a correr- es una parejita de ancianos que también recorren esa zona caminando. Lo curioso es que siempre van cogidos de la mano, nunca caminan separado. Bonita imagen ¿no? Muchas veces pienso que así deberían ser las amistades (o los amores): caminar por la vida, sabiendo que tienes quien te agarre, que nunca vas solo. Hasta que sólo la muerte separe esa unión.
Pero eso hay que ganárselo. No vale con que tus amigos -o aquellos que quieres que lo sean- lo apuesten todo por tí y tú no muevas un dedo. Hay que cultivar esa relación cada minuto. Demostrarles que se pueden fiar de ti, que nunca una palabra de crítica sale a sus espaldas, saber que no "presumes" de las cosas que puedas conocer por esa amistad, preocuparte de mandar de vez en cuando un msj o whatsApp... Son mil detalles, pequeños, pero es lo que precisamente hace grandes a las amistades.
Hoy a cualquier cosa llamamos "amigo": un perro, un gato, la tele, el ordenador, la wii... ¿Realmente aporta algo a tu vida más que compañía o distracción? Amistad es saber que tienes una mano que te guía, que te orienta, que te impulsa, que sabe corregirte, orientarte, perdonarte. Un persona que sabe hacerte sentir valorada y querida, importante. Sólo la amistad -junto a la familia y los amoríos- pueden hacer feliz. No está la felicidad en el tener, o pasarlo bien cada momento. Sino en la seguridad, en la certeza de que hay alguien que cuenta conmigo y que tú puedes contar con él.
De esta manera sólo la muerte puede romper lo que has conseguido fraguar: "el amor es comprensivo, es servicial, no lleva cuentas del mal; todo lo perdona, todo lo disculpa, no es maleducado ni egoista... el amor no pasa nunca."
Un amigo no es aquel que sólo llama cuando te necesita (que también lo hará), que sólo se acuerda de tí cuando no tiene con quien estar. Un amigo no es el que te deja tirado o contrariado o disgustado. Un amigo es el que sabe estar en cada momento... ¿por qué? Por que tanto tiempo y tanta vida habéis compartido -sufrido y disfrutado- que te conoce casi mejor que tú mismo ( e igual tú a él)...
Por eso tener un amigo es tener "otro yo", no son tan fáciles de conseguir, no se venden tan baratos... Es una aventura que siempre cuesta comenzar, que obliga a limar pequeñas asperezas del principio, que nos imperan a "estar al día" y no dormirnos en nuestras propias cosas...
En fin, ¿a cuántas manos agarras en el camino de tu vida?

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