"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


sábado, 15 de septiembre de 2012

La aparente dificultad de la felicidad




Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Puede que sea verdad. No aprendemos, dicen, ni a trancas ni barrancas, a pesar de los que defendían que "la letra a golpe de palo entra"... 

Parece vivimos esperando lo que no llega, ansiando lo que soñamos nos llene de felicidad, dejando descolgarse las hojas del calendario mientras nos cansamos de tachar cada noche ese día que esperábamos fuera ya el nuestro.

Queremos que nos llamen, que nos citen, que nos tengan en cuenta. Aguardamos con impaciencia gradual esa o esas personas en las que descubrir lo que todavía no hemos experimentado o podemos contemplar con envidia en los demás. Esperamos, si, pero siempre que empiecen los demás. Nos creemos demasiado importantes, parece, o cuanto menos, bastante mas ocupados que el resto de los mortales.

Empezar es cuestión de suerte, la de los principiantes. Perseverar es de conquistadores o de héroes. Cuánto cambiarían las cosas si en vez de esperar que me llamen, llamara yo. Si en vez de esperar que me invitaran, lo hiciera yo. Si en vez de estar esperando que me tengan en cuenta, tuviera yo a los demás.

No nos cuesta protestar y poner el grito en el cielo cuando los demás tienen iniciativa y no se acuerdan de nosotros, o del mensaje que nunca llega... Pero las oportunidades no están en los cajones de nuestras casas o despachos, sino en las manos de los demás. Nuestra vida no está hecha para esperar oportunidades, sino para darlas. No estamos programados -cientificamente demostrado- para conquistar El Dorado o la Atlántida, sino para descubrir que cada persona puede ser ese tesoro que me gustaría poseer. Eso si, pero como Ali Babá cada uno tendrá que descubrir la palabra mágica, esa que abre la cueva, el corazón, de los que tiene enfrente. Requiere tiempo, esfuerzo, ganas, dedicación... Claro, no te la van a decir nada más llegar...

En fin, si te quejas es porque quieres. Decídete a dejar de ser protagonista de tu propio culebrón, atrévete a poner un casting en tu vida: arriésgate a co-protagonizar una película, la película de tu vida, esa en la que quieres nunca llegue el final...

No hay comentarios:

Publicar un comentario