"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


jueves, 11 de octubre de 2012

La alegría de saber que tienes a alguien en tu camino


                                    

No hay maestra como la Vida. Aquí no valen ni chuletas de exámenes ni días lectivos "pirados". Esta maestra sabe más que nosotros. Es de las que cuando tu vas, ella vuelve. Y eso se nota.

Cuenta además con un buen aliado, otro traidor a nuestra humana existencia: el Tiempo. Cada hora, cada minuto, cada tarde nos recuerdan a siniestro dúo lo caduco de nuestros sueños, lo corto de nuestros proyectos, el rumbo de este tren que es la vida en la que cuando menos te lo esperas el revisor te indica que has llegado a la estación. El cansancio o incluso el agotamiento, la rutina o la desgana, el simple pasar las hojas de un calendario que sigilosamente nos va advirtiendo que cada página se lleva un tiempo que nunca más volverá. 

El panorama es cuanto menos poco alentador. Pero hemos sabido descubrir que la vida es más que tiempo. La vida son personas, la vida también eres tu: eres vida para otros. Así, cada tarde o momento vivido; cada conversación o encuentro fortuito; cada mensaje o cada llamada son momentos irrepetibles, únicos, que nunca más volverán. Hay que saber aprovecharlos.

Podemos pasar las hojas del calendario esperando encontrar señalado en rojo nuestro día. Cuando otros sean los que arranquen sus hojas nos daremos cuenta de que ese día nunca llegó. Porque esos días eran todos, y no hicimos otra cosa que desaprovechar la oportunidad. Nos quedamos esperando, descuidando lo de alrededor y al final la Vida y el Tiempo pudieron conmigo, con nosotros. Nos la supieron jugar.

En cambio cada minuto es bueno para darse cuenta de que hay algo capaz de vencer a estos dos traidores empeñados en amargarnos la vida. Frente a mi "yo" diario, con sus victorias y derrotas, alegrías y penas existe un "tu" que puedo multiplicar hasta el infinito. Personas, momentos, encuentros, vivencias, oportunidades, saberse perder para poderse encontrar... Que mi "yo" quede grabado para siempre en un "tu", en muchos "tu".

El tren, es verdad, seguirá su rumbo. El revisor tendrá que cumplir con su obligación de señalar nuestra estación. Pero será muy diferente cuando al bajarte del tren puedas ver sus ventanas llenas de otros "tu" que convencidos te digan: "seguimos contando contigo"...


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