"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


viernes, 21 de noviembre de 2014

Mi yo auténtico: mi posibilidad de ser...

     
Autenticidad. He aquí una palabra que sirve para todo y que a la vez no sirve para nada: queriendo decirlo todo, expresa un vacío. Es una especie de vale que posibilita cualquier forma de actuar, incluso la más inmoral. Es el baluarte donde encontramos el refugio a lo que en ese momento más se nos antoja, dejando el significado de autenticidad en espontanea o simpática o, la más de las veces, zafia y brutal.

Autenticidad queremos signifique verdadero. Y con ese único salvavidas pretendemos dar garantía a nuestro actuar o desear. Nuestro yo, nuestra realidad: nuestra vida. Con sus oscuridades y fallos, proyectos y aciertos. Pero un ser auténtico que no sólo necesita de uno mismo, también de los demás. Existen como tres formas de vivir la autenticidad:
1.- Con nosotros mismos, reconociendo limitaciones y dones, aceptando el reto de conocernos sin asustarnos de lo que encontremos. Nuestro "fondo insobornable" que diría Ortega. Reconocerse en lo que se hace y dice, en lo que se obra y en lo que se es, en la imagen de uno mismo. Las personas que no tienen un mundo interior personal de experiencias y valores son inauténticas: carecen del fondo del que nace la autenticidad. Viven sólo en la periferia de sí mismos. 
2.- Con nuestro medio: Intensidad. La tabla de valores justifica las decisiones, las ratifica o rectifica. No todos vivimos e interactuamos en el mismo medio. Primer o tercer mundo; dictaduras o democracias; pobreza y riqueza. Somos hijos de nuestro entorno. El inadaptado suele considerarse como un raro inconformista ¿o como un genio?
3.- Con los otros. Formando parte de nuestro medio están las demás personas. Pero sin ser objetos u animales, sino seres humanos. No vale ya la utilización, dominio, aprovechamiento. Requieren un comportamiento especial: "comportamiento humano". Autenticidad significa personalización: dar trato personal a los seres con los que nos relacionamos. En el caso de las personas significa descubrirlas y tratarlas como tales, mirar a los ojos, llegar a su núcleo y establecer con ellas una relación interpersonal, la actividad humana más rica e interesante que existe. La vida no es un simple resignarse a envejecer, es atreverse a ser feliz haciendo felices a los demás. Una felicidad fruto de la satisfacción, de la serenidad, de la autenticidad.

Autenticidad: sinceridad, descubrimiento. Reconocer fallos y aciertos, sombras y luces. Mostrarse disponible y dejarse ayudar. Un reto, un camino, un proyecto. O una falacia donde camuflar mi cobardía, mi desgana o falta de compromiso.

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