"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


martes, 20 de diciembre de 2011

¿Qué significa la Navidad?


Nuestras calles ya presagian la fiesta: ¡Navidad! Un tiempo, según nos dicen, de experimentar la alegría de pertenecer a una familia, y juntarse para celebrarlo. Una fiesta que marca un antes y un después: el del año que termina y del nuevo que estrenamos. Días, pues, de alegría y "comensalidad" que nos recuerdan, al nunca tocarte la lotería: "por lo menos mucha suerte y feliz año".
¿Qué pensamos cuando decimos Navidad? Inevitablemente me viene a la cabeza -y creo que a todos- las colas de los supermecados, el marisco (o los langostinos) en todas las mesas y el arbolito o las lucecitas o el papá Noel escalando barandillas. ¿Qué es la Navidad? Parece más bien el reencuentro con uno mismo, la revisión de un año culminado, el examen de una vida entera que parece se te escapa de las manos, y cuando más te des cuenta más inevitable será. Vivimos sometidos a la ley del tiempo, dicen que desde el "Big Bang"... Si aquello explotó para expansionar, nosotros al revés: desde que nacemos a menguar para acabar en un recipiente de polvo.
Por eso creo que la Navidad no debería significar nada. Nada para mí, pero sí para los demás. Retomas la lista de tu vida y repasas ¿a cuánta gente he hecho feliz? ¿A cuántos aporto el lado amable de la vida? ¿Soy de los que espero que llamen por no llamar yo? ¿Soy de los que aguardo la invitación y nunca me adelanto? Porque, claro, las mejores cosas de la vida nunca vienen con invitación. Navidad, si, pero para los demás. Una vida entregada, regalada, que ha sabido ser útil...
Pero claro, esto puede parecer Robin Hood, pretender robar la felicidad que a otros les sobra para compartirla con el que menos la vive. Pero no seamos ilusos. La felicidad nadie te la podrá aportar, sino más bien despertar: alguien que 'resucite' en ti la ingenuidad, la complicidad, la sinceridad, el levantarte cada mañana con ilusión. El devolverte las ganas de luchar. No esperes que nadie atrape la felicidad para ti: ¡tienes que salir a buscarla! Cada persona, cada momento, esa taza de café humeante o ese haber sabido parar en la calle para saludar...
Una sonrisa es el indicio de algo: de lo que brota de dentro. La felicidad no es un disfraz que te regalan y toca ir de "payaso sonriente" por la vida; la felicidad no es el "puntín" de unas cuantas cervezas; la felicidad no está en el tener o dominar... No. La felicidad es algo tan sencillo como descubrirte tal como eres y ofrecerlo: siempre habrá alguien que agarre esa mano, siempre.
Por eso a veces la felicidad no es tanto la alegría como la serenidad, la tranquilidad, la confianza. Y los que estén enamorados, me entenderán. Habrá días buenos y los habrá malos, pero siempre estará el otro ahí. No todos los días te despertarán con rosas en el desayuno, pero siempre tendrás alguien que te espere, que conteste a la llamada, que esté al otro lado de la mesa...
Navidad: ¡que no acabe en mí mismo! ¡que el último regalo sea para mi! Que sólo sea navidad al despertar en los demás esa felicidad y así comprender que si ellos son felices gracias a mi yo lo seré -de verdad- el doble...
¿Hacemos la prueba?

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