"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


viernes, 13 de enero de 2012

Cada uno en su casa y Dios en la de todos...

Dicen ha vuelto el Papa a las andandas... Ha tronado la voz de Pedro denunciando: "la homosexualidad es una amenaza para el futuro de la humanidad". Y claro, se armó la de Troya.
No es fácil vivir en medio de la crisis económica actual, pero tampoco te lo ponen muy fácil a la hora de romper con el pensamiento único imperante: el que mecido por las suaves olas del "qué más da" viene rompiendo velas con el ímpeto de libertario huracán.
Y es que nadie puede obviar que la religión es un hecho social, que requiere de subvenciones, incluso de clases de formación en los espacios educativos generales y que de año en año ocupa nuestras principales calles con motivo de procesiones, desfiles o paseillos... Pero ¿en base a qué? A un Dios, indemostrable, que vive en su cielo y que pocas pruebas podemos tener de que realmente esté ahí ¿o no?...
Pero a nadie tampoco se le puede escapar que la homosexualidad es hoy una realidad social. No se puede ceñir a una mera opción sexual, porque eso sería una reducción ilegítima. Es más bien una opción de vida (¿antinatural?, vaya Ud. a saber, casi como el celibato de los curas), que también requiere de su espacio en la sociedad, porque esto ya no se basa en una idea metafísica o religiosa, sino que son fulanito y fulanito, fulanita o fulanita, con nombres propios, familia y lo más importante: personas. Y personas con derechos. Desconozco si un gay nace o se hace (o le hacen), desconozco si se sentirá"antinatural" amando a una persona. Pero tampoco quiero ser demagogo y decir que lo único que importa es el amor, porque según esa regla de tres yo me hubiera casado con mis tortugas. Lo que importa es el amor, de acuerdo, pero humano: entre dos personas maduras, coherentes, que saben lo que quieren, que son capaces de pensar en un nosotros y que no viven el ejercicio de la sexualidad simplemente como otros vivimos el subir una montaña tras una dura escalada. No estoy, pues, de acuerdo en definir los comportamientos gays como genitalidad, sino como personalidad. ¿Existe una personalidad gay? Depende de lo que contestes has llegado al final de este planteamiento...
No seamos simplistas: la historia no es fácil, ya que en estas cosas del amor enseguida comienzan las pasiones. Y las pasiones mueven la historia, decapitan reyes para ceñir con esa misma corona nuevos tiranos.
O sea, que por un lado tenemos a unos levantando la bandera de la antinaturalidad ante sus depravados actos, y por otro avistamos la bandera del arcoiris lanzando contra Roma su excomunión: por contranatura... En fin, que lo más natural será ser uno mismo, eso sí -por favor-intentando ser siempre persona. Amén.

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