"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


miércoles, 25 de enero de 2012

El empeño de hacer sonreír

Hay “algo” en la vida que nos impulsa a intentar hacer felices a los que nos
rodean. De la misma manera que nos gusta estar cerca y compartir la vida de
aquellos que nos hacen la vida más agradable, también nosotros lo intentamos
con los demás.

Es un esfuerzo que, pensamos, merece la pena. Esforzarse por sonreír, mostrarse
cercano, atento a lo que la otra persona puede necesitar.
Pero hay que pensar si este esfuerzo merece realmente la pena. “Yo quiero que tú
seas feliz”, le podemos decir a alguien, pero ¿porqué empeñarse en este camino?
No siempre se puede ser feliz, en cambio si se puede ser uno mismo. Me explico:
la mejor amistad es la que te hace ser tú mismo. El amigo que quiere que seas
su copia barata realmente no te aprecia por lo que eres sino por lo que de él
ve en ti. Así, una pareja donde todo tenga que hacerlo y decidirlo sólo uno de
ellos no es pareja sino dictadura.

Sólo te hace feliz el que te comprende, el que te acepta tal como eres. No se trata
de que tengan que hacerte reír siempre –cual payaso se tratase- ¡cuántas veces
servirá simplemente estar juntos pero en silencio! Porque lo importante, muchas
veces, nos son las palabras sino la presencia.

Hay que pensar cuántas veces hemos podido perder el tiempo haciendo de miliki o de
fofito, esforzándonos por parecer simpáticos, agradables, pero falseando lo que
realmente somos: el que quiera formar parte de tu vida –en sus muchas
posibilidades- debe reconocerte tal como eres, sin caretas, sin engaños, sin
disimulos.

Ese es el reto de una sociedad como la nuestra cansada ya de todo, donde llegados
al culmen del desarrollo económico nos hemos quedado sin dinero y ahora nos
damos cuenta de que virtudes y valores han sido la moneda de cambio de un
progreso feroz, antisocial, que nos ha dejado solos, frente a la pantalla del
ordenador, atisbando una salida –que parece muy lejana- y donde ya no buscamos
quien nos haga reír, sino más bien quien nos haga ser nosotros mismos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario