"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


lunes, 4 de noviembre de 2013

"No", a veces la palabra más sabia...


"Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me arrranqué,
¡aunque sentí al hacerlo que la vida
me arrancaba con él!

Del altar que le alcé en el alma mía
la voluntad su imagen arrojó,
y la luz de la fe que en ella ardía
ante el ara desierta se apagó.

Aun para combatir mi firme empeño
viene a mi mente su visión tenaz...
¡Cuándo podré domir con ese sueño
en que acaba el soñar!"
(Rima XLVIII,  G. A. Bécquer).

Aprender a decir que "no". Somos seres caprichosos, de lo inmediato. Vemos algo por la tele que nos apetece o creemos necesitar y enseguida lo queremos. No nos vale mañana, sino aquí y ahora.
Pero son cosas o situaciones de las cuales enseguida cansamos. Una simple mirada a nuestros desvanes, trasteros o fondos de armario para darnos cuenta de cuántas cosas habíamos necesitado y qué poco lo hemos usado o aprovechado.

Otra cosa son las personas. Pero aquí usamos el mismo criterio que para los productos de anuncio, somos demasiado caprichosos, y así nos va. A veces, hay que saber decir que no, a veces lo más inteligente es despegar, separar caminos... No siempre lo que queremos es lo que podemos. No siempre lo que me gustaría se corresponde con el deber.

Pero la culpa no es de los demás, claro. Sino nuestra. El egoísmo, la pereza, los caprichos hacen que veamos las cosas, personas, encargos y circunstancias en "posesivo", como lo "mío"... Tenemos primero que aprender que no es simplemente lo que yo pueda hacer, aportar o construir. También la otra parte puede tener algo que decir. Por eso, a veces hay que aprender a decir que "no".

¿Para qué sufrir innecesariamente? ¿Para qué lastimar o dejarse lastimar? La actitud valiente es la de saber parar a tiempo. Trabajos, encargos, personas, situaciones, actitudes, enfados... Parece no nos gusta poner la tirita sino seguir hurgando en la herida. Lo valiente es cortar, es empezar a conjugar los verbos en pasado. Y creerte que ese futuro que deseas empieza ya en este mismo presente. Aunque sea sin esa circunstancia, sin ese encargo, sin esa persona. 


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