"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


martes, 15 de octubre de 2013

Cuando el 'otro' se convierte en 'nosotros'



¿Hablamos, desde cuándo?
¿Quién empezó? No sé.
Los días, mis preguntas;
oscuras, anchas, vagas
tus respuestas: las noches.
Juntándose una a otra
forman el mundo, el tiempo
para ti y para mi.
Mi preguntar hundiéndose
con la luz en la nada,
callado,
para que tú respondas
con estrellas equívocas;
luego, recién naciéndose 
con el alba, asombroso
de novedad, de ansia
de preguntar lo mismo
que preguntaba ayer,
que respondió la noche
a medias, estrellada.
Los años y la vida,
¡qué diálogo angustiado!

Y sin embargo,
por decir casi todo.
Y cuando nos separen
y ya no nos oigamos,
te diré todavía:
"¡Qué pronto!
¡Tanto que hablar, y tanto
que nos quedaba aún!"

(De "La Voz a ti debida", Pedro Salinas).

Nada hay más humano -y a nada estamos tan poco acostumbrados- como la sorpresa. Nos puede sacar de repente de lo habitual un acontecimiento, una noticia. Pero cuántas veces no deja de ser un mero sobresalto. Quien verdaderamente nos sorprenden son las personas. Para bien o para mal. Pero para algo, seguro. No podemos vivir solos, es anti-humano. Nos necesitamos mutuamente: necesito y me necesitan. Es vital querer y que me quieran (y no me refiero al simple amor carnal).

Es verdad que tampoco hay que ser ilusos: En quien pones esperanza e ilusiones, te inquieta su silencio. En quien ni te habías fijado, te sorprenden sus palabras. Por eso, la mejor actitud es vivir desde la gratuidad. Los cálculos en esto, suelen ser erróneos. 

Y así es la rutina cotidiana. El cúmulo de personas que de manera significativa forman parte de tu historia -¡son tu vida!-. Hilos que conforman tu trama, sin los cuales todo se vendría abajo. Cada persona "es" alguien, sin ella sería difícil -quizás imposible- entenderte. Por eso, la sorpresa se trasforma en vida: el silencio se va llenando de palabras, de comentarios. Poco a poco os vais conociendo, hasta que ya vale hasta el silencio. Con una mirada se dice todo ¡Sólo con estar, basta!

Son esas personas de las cuales casi ni te das cuenta de que están ahí -no necesitan medallas ni reconocimientos-, pero sin las cuales todo sería infinitamente difícil. Son aquellas que sabes no te dejan conjugar en singular. Tus problemas son los suyos. Tus sueños, sus proyectos. Tu futuro, su mejor presente. Te das cuenta cuando ya no le miras como 'otro', sino como a ti mismo. Cuando cada conversación es única, aunque se repitan las palabras; si cada comentario te llena, aunque sea ya casi el esperado; si cada mirada te sostiene, alienta o te hace temblar. Cuando pasas el día aguardando ese momento y los minutos son horas esperando y las horas minutos disfrutando... Una persona no es un obstáculo, es un trampolín.

Por eso hay gente que está sola. Sólo le valen sus palabras, sólo importan sus sueños. Sólo cuentan sus proyectos. Gritos, enfados, amarguras, envidias, difamaciones, rencores, cotilleos... es el proyecto de vida de quien se ha decidido afrontar la vida en singular, frente a 'otros' de los cuales nada necesito, más que su anuencia a mis ocurrencias, a los cuales descubro incluso como competidores a neutralizar. En cambio, saberse querido y querer, experimentar el perdón y ofrecerlo sin hipotecas, vivir sabiéndose ayudado y sostenido y queriendo sostener. Vivir en verdadera comunión, como un auténtico pobre que tiene su única riqueza en el otro. No es pobreza vergonzante, sino apasionante: dejarse llenar, colmar, vivir la plenitud de ser. Dios, dicen, creó Adán y Eva, nos hizo pues en plural. No es humillante sentirse necesitado, opino que es 'entusiasmador': mi felicidad está en las manos de los que yo tengo que hacer feliz.

Y ser así no es de tontos o débiles o caras que quieren que se lo den todo hecho.  No podemos pasar la vida luchando contra otros, buscando o escalar o fastidiar o arruinar o creerme el mejor. El mejor eres tú+él+él+él+él... Sólo así salen medianamente las cuentas. Porque para las personas no valen los cálculos, sino querer a fondo perdido. Y sobre todo, compresión. No te querrán como tu quieres o esperas, no cubrirán todos los vacíos que experimentas... pero te querrán a su modo, como saben ¿no hacen ya bastante?

Aprende a vivir en plural... ¡Merece la pena! Es el único camino...

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