"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


jueves, 10 de octubre de 2013

¿Tiene algún sentido la libertad?

          
   
La vida, es verdad, es un cúmulo de  proyectos y casualidades. Puedes estar años ideando y construyendo un proyecto, poniendo toda la carne en el asador y empeñando infinitas horas en ello, pero muchas veces serán las casualidades las que determinen si tienes 'suerte' o no. Decisiones de otras personas, bolsas de trabajo, situaciones favorables o desfavorables o incluso haber perdido la oportunidad (o haberla sabido ganar). No estamos aquí de casualidad,  poco a poco hemos sido envueltos en una tela de araña que las circunstancias, las oportunidades o la falta de ellas, otras personas y nuestras propias decisiones han ido tejiendo.

Es como Caperucita. Puedes estar toda la vida trabajando para que se coman los demás lo recogido o te puedes sentar y disfrutar lo conseguido... ¿Dónde está la libertad? ¿En el compartir o en el disfrutar? ¿En lo plural (nosotros) o en el singular (lo mío)? Porque el cuento acaba mal, que hay que ser miope para no darse cuenta del cambiazo del lobo por la abuela. La vida es muchas veces igual: vamos tan ciegos, tan empeñados en que nuestras interpretaciones sean la única verdad que no os damos cuenta del cambiazo, de la equivocación. Las meteduras de pata son habituales (incluso necesarias), el error es no darse ni cuenta y que te trague el lobo.

La libertad no es arbitrariedad. No podemos optar de cualquier manera. Todos tenemos un proyecto. Al final, no puedes elegir lo que quieres. Es verdad, somos libres. Pero la sociedad que nos toca, las modas, las costumbres, nos fuerzan a tener un determinado modo de actuar, a conformarnos con pequeñas metas, a desarrollar esa libertad en pequeñas dosis. Somos libres, nos dicen, pero en lo único que puedes verdaderamente elegir es en las personas que quieres formen parte de tu vida, de los proyectos que quieras ir construyendo. No es igual de libre una mujer en Europa que en una dictadura Islámica. Un católico sólo puede tener una mujer, un mormón varias. Y somos todos igual de libres...

¿Cuál es el contenido de la libertad? Debe ser la verdad. Ésta tiene la desventaja de no tener sustituto útil. Quien quiere cambiar la verdad por otra forma de vivir está perdido. Pero la verdad también es la esperanza, la belleza. Y si verdad y libertad están relacionadas, quiere decir que la libertad se vive en la esperanza.

Esa es la clave: esperanza. Al fin y al cabo muchas de las decisiones de la vida son impuestas. Así los horarios, trabajos, religiones, increencias, modas, roles sociales... No queda otro remedio si quieres vivir medianamente en paz asegurando la pensión.

Lo que da esperanza son las personas. Trabajamos por un sueldo que garantice un futuro, esa aporta cierta seguridad. Pero lo que nos hace feliz es tener con quien compartir ese futuro, incluso ese sueldo. Una persona contagia alegría, puntos de vista. Te corrige, te perdona, le perdonas; abre horizontes de futuro, compartes lo mejor que tienes: tu propia vida, lo más preciado. No nos gusta perder el tiempo, pero por una persona amiga, querida, pierdes incluso la vida. La libertad se convierte en la capacidad de multiplicarte: de ser 'tu' en otros, de que tus valores sean las seguridades de otros. Que a donde otros no saben llegar ya has sabido preparar tu el terreno.

La libertad tiene sentido: cuando ese sentido pasa por el nosotros, por lo nuestro. Cuando 'sentido' tiene nombre: el de cada persona que forma parte de mi existir diario, sin los cuales poco 'sentido' podría encontrar... ¿O no es así?

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