"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


jueves, 21 de mayo de 2009

la insoportable levedad del ser

¿A qué resulta extraño el título? Es el libro que invariablemente contemplaba siendo niño en la biblioteca de mi madre, en un lugar especial. Siempre me llamó la atención el título: al parecer era una curiosa novedad de Milan Kundera. "La insoportable levedad del ser". Me costó entender qué podrá significar ese título. Pero son de esas cosas que te quedan grabadas para siempre.
Hoy no sólo lo entiendo, sino que lo comparto. Mientras Diógenes buscaba un hombre honesto otros filósofos griego repugnaban de la humanidad: vulgar, previsible, inculta... Lo mejor era apartarse. ¿No es una tentación constante?
Todos asistimos al triunfo de Susan Doyle, cantando como una neoCallas. Allí nos vimos en el escenario recibiendo aplausos, pero resulta que el dinero se lo lleva ella y nosotros todavía no cerramos la boca del asombro. Igual que con LetiZia: el día que se anunció su compromiso matrimonal daba la sensación que todos los asturianos tendríamos nuestra habitación en La Zarzuela, pero se quedó en eso: sensaciones. Ella, princesa y en palacio. Nosotros, en casina. Siempre lo mismo: triunfan los demás, mientras nosotros seguimos como estamos.
¿Cuál es la opción? O armarse de valor y volver a la cochina cotidianidad, donde cientos ya se apuntan a los gimnasios dispuestos a lucir palmito en la playa, ellas se apilan en lámparas bronceadoras para lucir piernitas. O escaparse, marcharse, aislarse, refugiarse, ampararse. Leer, estudiar, trabajar al lado de "sophía" lejos del vulgo y sus vulgaridades.
¿O habrá camino intermedio?
No sé
¿Qué pensáis?

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