"No camines detrás de mí, puedo no guiarte.
No andes delante de mí, puedo no seguirte.
Simplemente camina a mi lado y sé mi amigo"
(A. Camus)


viernes, 5 de junio de 2009

¿Nos están tomando el pelo?

Mira que Kant es enrevesado. Lo que más me llamaba la atención cuando estudiaba su filosofía era su puntualidad: ¡sus vecinos ponían en hora los relojes cuando él paseaba! Se ve que era muy dinámico el tío. Me imagino que será más leyenda que realidad.
Tengo una frase guardada que siempre me gustó. Se ve que a pesar de ser un intelectual estoico, tenía su corazoncito: "Obra de tal manera que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca realmente como un medio."
¿A qué viene esto? Sencillo.
Escucho hoy por la radio que nuestro superconcejal Zerolo ha "bautizado" civilmente en Madrid -o sea, ha dado la bienvenida a la ciudadanía- al hijo de Cayetana Guillén Cuervo, que así se ve "libre del yugo de la Iglesia". Cojona, casi me sale el café por las orejas... Vamos a ver: si te sientes libre de ese yugo ¿para qué lo mentas? "Excusatio non petita, acusatio manifesta" decíamos en latín macarrónico de 1º... Me preocupan más bien poco los bautizos por la Iglesia o por el Ayuntamiento, pero lo que me parece ridículo es calcar las ceremonias centenarias de una institución para "satisfacer una necesidad ritual" de los que ansían liberarse de yugos, flechas y sotanas. No seamos ingénuos: esto mismo ya lo hicieron los nazis. Su Dios era el estado, y el "bautismo in-civil" se llamaba imposición del nombre; claro, bajo una dinámica: que el nombre sea expresión de la especie. Lo mismo establecieron los revolucionarios franceses que al calor embriagador de la libertad, fraternidad y guillotina para el que proteste se vistieron la sotana laica para bautizar nuevos hijos de república. Escupieron el agua bendita para embeberse de la ambrosía de la Diosa Razón... Aunque después apareciera Napoleón.
Usamos a los niños como bandera de ataque, quedamos en ridículo en la lucha de "a ver si bautizo más que tú" ¡Viva la libertad que hace nacer tantos creadores de ingenio! ¡Viva el progresismo que nos hace tan poco originales! Nos hace quedar a la altura de nuestra catadura intelectual: Zerolo, neo-sacerdote del progresismo mimetizador de sacristía, cero patatero; mejor, cero zapatero...
Lo que no quedó claro fue el nombre de ese niñito libre de yugos: ¿Progreso? ¿Libertario? Porque para quedarse en un Fernando, Manuel o José no merecería la pena tanto revuelo ¿no?...

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